Mediante mensaje buscan quitar el grito
Las sanciones van en aumento por parte de la FIFA a la Federación Mexicana de Futbol debido al grito que hace la afición al despejar los porteros. El organismo del futbol mexicano ha tenido que desembolsar más de 600 mil pesos por las llamadas de atención de la FIFA.
¿DÓNDE NACIÓ EL GRITO?
Este grito nació en el Estadio Jalisco hace más de 10 años, lo originó la porra del Atlas y se popularizó en aquel Preolímpico de Guadalajara rumbo a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. El primer Mundial donde se escuchó fue en Alemania 2006, después en Sudáfrica, así como en el Sub-17 de México en el 2011. En este mundial juvenil, hubo un cambio en este grito, ya que al despejar el portero local mexicano, se escuchaba el famoso “Fuuuua”.
FIFA ENTRA EN ACCIÓN
Tuvieron que pasar 10 años hasta que la FIFA puso cartas en el asunto y abrió una investigación en el Mundial Brasil 2014 sobre este grito, el cual para la mayoría de los mexicanos “resulta normal”.
¿CUÁL ES EL ARGUMENTO DE LA FIFA?
La FIFA, máximo órgano mundial sobre el fútbol, reiteró que no permitirá gritos homofóbicos en el balón pie, señalamientos que viene haciendo desde finales del 2016 específicamente a la Federación de Futbol Mexicana.
Pese a que los mexicanos mencionen que los gritos no son con un tono homofóbico, es importante recalcar que México es el segundo país más intolerante en este tema, en los últimos 19 años se han cometido 1, 218 homicidios de la comunidad LGBT, según la Comisión Ciudadana Contra los Crímenes de Odio por Homofobia (CCCOH).
INTENTAN DETENER ESTOS GRITOS
Pues bien, para “detener” estos gritos, la FMF ha realizado tres campañas, la #YaParale y “Abrazados por el fútbol”, la cuales se han replicado por los diferentes clubs de fútbol y sólo han tenido impactos momentáneos. La más reciente sucedió en este último partido contra Honduras, en donde se proyectó en el Estadio Azteca un mensaje durante la mayor parte de los minutos del juego que decía:
“Cantar puto no te hace más mexicano. Ayúdanos a evitar una sanción, ¡súmate! El problema no es que grites, sino la palabra que utilizas, ¡súmate!”.
El grito seguirá, y las sanciones también. ¿O tú qué opinas?
