Claudia Mijangos, la reina de belleza que acabó con la vida de sus hijos

Fue en una tranquila madrugada de abril de 1989 cuando una tragedia sacudió a los queretanos. Claudia Mijangos, de 33 años, quien en algún momento fue coronada reina de belleza, desató horrores inimaginables al asesinar a sus tres hijos con los cuchillos de su cocina. Fueron dos niñas, de 11 y 9 años, y un niño de 6, quienes no tuvieron escapatoria y fallecieron en las manos de quien había jurado cuidarlos y procurarlos por el resto de sus vidas.

Esta madre catequista, cuya devoción católica era parte importante en su ser, llevaba una vida que, a ojos de muchos, era sinónimo de gracia y bondad. Sin embargo, bajo esta fachada yacían tormentas de conflictos conyugales y una psique fracturada. A pesar de intentos por sanar su matrimonio a través de terapia, la separación con su esposo, Alfredo Castaño, precipitó el quiebre de toda cordura.

Nacida en Mazatlán, Sinaloa, en 1956, en el seno de una familia acomodada, Mijangos siempre destacó por su belleza, coronándose en concursos locales. Su traslado a Querétaro y la apertura de una tienda de ropa parecían augurar una vida de éxitos y tranquilidad. Pero, entre sus conocidos, empezaron a circular rumores sobre su estado mental en deterioro: voces incoherentes y visiones plagaban su día a día.

La noche del crimen, tras una discusión con Alfredo, Mijangos entró en una crisis nerviosa exacerbada. Declaró haber escuchado voces que la llevaron al acto macabro, una confesión que sumó capas de complejidad al caso. El diagnóstico final de esquizofrenia y epilepsia en uno de los lóbulos temporales del cerebro, dejó entrever una mente en tormento, incapaz de distinguir la realidad de las alucinaciones.

La justicia de Querétaro optó por una medida no convencional: en lugar de prisión, Mijangos fue confinada a la sección psiquiátrica del penal de Tepepan por 30 años. En septiembre de 1991, la ahora apodada “hiena de Querétaro” comenzó su reclusión, y fue liberada el 24 de abril del 2019. Diarios locales cuentan que fue internada en una clínica psiquiátrica, lugar en el cual vive hasta nuestros días, no sin haber dejado una historia que borra los límites entre la justicia, la importancia de la salud mental y el perdón.

Con información de Luis Daniel Martínez.


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