China ha dado un paso más en su ambiciosa carrera espacial al lanzar con éxito su cohete Gran Marcha-5, llevando a bordo la nave espacial Chang’e-6 no tripulada. El objetivo principal de esta misión histórica es recolectar muestras de la cara oculta de la Luna y traerlas de regreso a la Tierra, consolidando así la posición de China como un competidor líder en la exploración lunar, desafiando la supremacía estadounidense en el espacio.
El despegue se llevó a cabo desde el sitio de lanzamiento espacial de Wenchang, ubicado en la provincia sureña de Hainan, este viernes por la tarde, según informes de los medios locales. La Chang’e-6 tiene previsto aterrizar dentro de la cuenca Aitken, en el Polo Sur lunar. Una vez en la superficie lunar, un brazo robótico comenzará a recolectar muestras de rocas y tierra, mientras que un taladro perforará el suelo lunar. Se espera que esta misión tenga una duración aproximada de 53 días.
"Las muestras directas de la cara oculta de la Luna son esenciales para proporcionarnos una comprensión más profunda de las características y diferencias entre los dos lados de la Luna, así como para revelar sus secretos", afirmó Zeng Xingguo, científico de los Observatorios Astronómicos Nacionales de la Academia de Ciencias de China, según informó la Agencia de Noticias Xinhua.
Esta misión representa un nuevo hito en el programa espacial chino, que ya había logrado aterrizar con éxito en el lado opuesto de la Luna con la Chang’e-4 en 2019. Al año siguiente, con la Chang’e-5, China logró traer muestras de la cara cercana de la Luna por primera vez desde el programa Apolo de la NASA en la década de 1970.