Bien dicen que el Jardín Borda es el único jardín novohispano de toda América Latina. Este emblemático lugar ubicado en Avenida Morelos de Cuernavaca se dice queha sido casa, jardín botánico, hotel, museo y hasta refugio. En Borda han pasado figuras como Sebastián Lerdo de Tejada, Carlota y Maximiliano, Porfirio Diaz, Madero, Calles, Zapata, Leyva, Diego Rivera, entre muchos otros.

Las historias de terror nunca faltan, y dicen que hace muchos años, cuando el Borda cerraba sus puertas, salían seres extraños con enormes pezuñas que correteaban a los que pasaban a altas horas de la noche por ese lugar. Incluso mencionan que tuvieron que llevar a un sacerdote para que echara agua bendita al filo de la calle.
¿Cómo inició todo?
Manuel de la Borda quiso construir una casa amplia en el siglo XVIII para que el señor José de la Borda, su padre, descansara de mejor manera y tuviera un lugar acogedor para pasar tiempo en familia. La ciudad tenía abundancia natural, agua, árboles, vegetación que trascendía sobre otros lugares del país. Cuernavaca tenía algo importante: su clima, pero no era lo que hoy es, incluso no figuraba en la escena nacional.

Dicen que Alexander Von Humboldt en alguna ocasión llegó a mencionar, allá por el siglo XVII, que Cuernavaca era la Ciudad de la Eterna Primavera, y fue así como se quedó ese mote que hasta el día de hoy se le conoce.
Siguiendo con lo acontecido en el Jardín Borda; Manuel, hijo de José de la Borda , tras la muerte de este último, decidió traer muchas flores del continente europeo, haciendo del Borda un Jardín Botánico. La casa sufrió algunas modificaciones e incluso se hizo una Capilla con la imagen de la Virgen de Guadalupe, allá por el año de 1783.
Años después este Jardín Botánico se convirtió en un Hotel de la Ciudad, para posteriormente ser casa de descanso del Emperador francés Maximiliano y Carlota. Se dice que ambos se paseaban mucho por el amplio jardín mientras meditaban o leían el acontecer del país. Era su refugio, un lugar de descanso que siempre ha sido admirado.

Guillermo Prieto fue otro de los personajes que le encantó en Jardín Borda. En 1845 dijo: “el copado arbusto del café, de fruto encendido y dulcísimo, el mango, cuya semilla como el pólipo efectúa la reproducción perfecta en cualquiera de sus partes, mameyes y zapotes de varias clases”.
Tres años antes de 1900, Don Porfirio Diaz inauguraría el Ferrocarril México – Cuernavaca, e hizo una gran celebración en el Borda, así como Madero en 1911 para festejar su candidatura.

Diego Rivera, allá por el año 1930, caminaba también por el Jardín Borda, tocaba las flores, las olía y se maravillaba con cada espacio del lugar. Y es que Diego se encontraba en Cuernavaca pintando un mural del Palacio de Cortés, ordenado por Morrow, quien era embajador de Estados Unidos.
En 1951, el poeta español Luis Cernuda escribió lo siguiente acerca del Jardín Borda:
“Al cruzar el cancel, aun antes de cruzarlo, desde la entrada al patio, ya sientes ese brinco, ese trémolo en la sangre, que te advierte de una simpatía que nace. Otra vez un rincón… Y este rincón es de los más hermosos que has visto… Pasado y presente se reconcilian, se confunden, insidiosamente, para recrear un tiempo ya vivido… Este aire que mueve las ramas es el mismo que otra vez, a esta hora las moviera un día. Esta nostalgia no es tuya, sino de alguno que la sintió antaño en este sitio”.
Hoy el Jardín Borda está al alcance de todos los ciudadanos. Ahí podemos observar el pasado y el presente de un histórico lugar enclavado en el Centro de Cuernavaca.
El Jardín Borda tiene muchas historias que contarte. ¿Tú tienes la tuya en este lugar?
