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Crónica al volante. ¿Cómo operan los taxistas?

En todo Cuernavaca existen miles de taxistas que día a día recorren la ciudad de norte a sur y de este a oeste, yendo y viniendo hacia otros municipios, sacando pasajes para llevar la cuenta al patrón y al mismo tiempo poder sacar para el sustento de su familia. Para lograrlo, muchas veces tienen que trabajar desde la madrugada hasta el anochecer, bajo los rayos del sol y muchas veces pasando horas sin comer.

Lamentablemente hay quienes utilizan la profesión de taxista para estafar y cometer delitos involucrados con bandas criminales de secuestros y robos, manchando de esta forma el buen actuar de muchísimos taxistas honrados.

Para conocer más sobre la forma en que se manejan algunos taxistas hemos contactado a un trabajador del volante con 12 años de experiencia, quien ha laborado en algunos sitios de taxis de Cuernavaca y Emiliano Zapata. Él nos pide ocultar su verdadero nombre, ya que quiere evitar recibir amenazas. Es por ello que lo llamaremos bajo el seudónimo de “Ramiro”.

Ramiro viste una camisa blanca, pantalón de vestir café y zapatos negros, nos menciona que con el paso de los años ha aprendido muchas cosas al volante, ha vivido de todo y acepta que por algún tiempo cobraba cuotas excesivas a personas foráneas: “de ahí sacaba para no trabajar los domingos”.

Ramiro nos vuelve a repetir que por favor no vayamos a sacar su nombre a la luz porque su jefe sí “le daría en la madre”. Encoge sus hombros y tras un respiro nos menciona que se encuentra listo para nuestras preguntas.

24M: ¿Cómo fue que iniciaste de taxista?
RA: Fue por las ganas de tener mi propio dinero.  Crecí en la colonia Morelos de Jiutepec, la verdad es que no teníamos mucho dinero, desde niño le ayudé a mi papá en su puesto de periódicos y hubo una ocasión que un compañero también taxista que lo conozco por  mi equipo de futbol de Flores Magón,  me dijo que su patrón necesitaba alguien que chambeara un taxi que el tenía, y así me inicié, casi sin conocer la ciudad.

24M: ¿Cómo definirías tu trabajo hace 12 años?
RA: Todo era diferente, mi patrón me pedía 220 pesos diarios de cuenta, me daba el domingo libre para descansar o trabajar y había inseguridad pero no tanta como desde hace unos 6 años. Se cobraba diferente, 20 la mínima y de alguna forma era menos el tráfico que se hacía y sobre todo la gasolina era muy barata, creo que a 7 ó 9 pesos. La verdad me gustaba más.

24M: ¿Cuánto dinero te quedaba libre para llevar a casa?
RA: Había días buenos que me traía unos 400 pesos y días donde apenas y juntaba unos 200 pesos libres para mí. Pero le echaba ganas, al principio sí me comprometía mucho, ya después sí era mucha  flojera y perdí la confianza del patrón. Un día que iba borracho choqué en Ciudad Chapultepec y de ahí dejé ese taxi, me corrieron por wey.

24M: ¿Cuánto tiempo duraste ahí?
RA: Como 15 meses estuve con ese taxi, era un Tsuru II bien rendidor.

24M: ¿Después de ahí intentaste buscar otro tipo de trabajo?
RA: Sí, trabajé medio año en una fábrica de tapas en CIVAC, pero hubo recorte de personal y me sacaron. Y de ahí me pasé al sitio de Estrella de Oro, donde por así decirle, tuve mi plenitud. Ahí había algunos días en los que me llevaba hasta 800 ó mil pesos diarios. Pero sí era una chinga y era la maña que uno tenía.

24M: ¿Cuéntanos esa etapa?
RA: Un primo me dejó un taxi que tenía trabajando y como yo era desempleado no dudé en aceptarlo. Estuve unos 4 años en el sitio de Estrella de Oro ahí en Las Palmas. Al principio no me gustaba, pero le fui aprendiendo cómo era la onda con los pasajes y empecé a ganar buena lana.

24M: ¿Qué aprendiste?
RA: Muchas cosas que creo que ahora ya me da pena contar, pero es peor quedarse uno con eso, mejor arrepentirse y enderezarse.  Por ejemplo ahí salen muchos pasajes de gente que viene de Guerrero o había un autobús que llegaba de Aguascalientes en las mañanas y ahí salía buena lana. Ahí la onda era cobrarles hasta 200% más del costo real.

24M: ¿Sólo por ser de fuera?
RA: Sí. La mayoría caía, por ejemplo una vez  una señora que vino de Teloloapan quería regresarse rápido hasta allá  y le dije que le cobraba 2 mil pesos, cuando en realidad un viaje de esos la tarifa era de menos de mil. Me dijo que era mucho y al final terminé cobrándole 1,800 pesos, y salimos como a las 3 de la tarde y a las 8 de la noche ya estaba de vuelta en Cuernavaca con el dinero de la cuenta y mil pesos libres para mí. Recuerdo que ese día me fui a casa como a las 9 de la noche, pasé por un six,  le di a mi esposa una parte y me acosté.

24M: ¿Y viajes así eran seguido?
RA: A veces. De repente no había nada y estábamos esperando “al bueno”, así le decíamos a viajes así largos. Pero lo que sí era común era a los que querían servicio aquí mismo en Morelos y llegaban de Acapulco, Iguala, Taxco, Aguascalientes, Chilpancingo, Teloloapan, Apaxtla.

24M: ¿Les cobrabas más?
RA: Sí, casi siempre todos inflábamos las cuotas cuando veíamos que no sabían. Una vez una pareja quería llegar a Tepoztlán y me dijeron que los llevara a los andenes del mercado, y les ofrecí llevarlos yo mismo más rápido por 220 pesos hasta la entrada de Tepoztlán. Cuando en realidad la tarifa normal era de unos 100 pesos. Pero no dijeron nada y los llevé por esa cantidad, y antes de las 3 de la tarde ya había hecho otros 5 viajes y  me fui a comer y descansar a casa.

24M: ¿Es fácil estafar?
RA: Hay que saberle, no todos se dejan. Los que eran de aquí y llegaban a la Estrella de Oro sabían que era mejor tomar el taxi de los que pasaban en la avenida porque nosotros sí les decíamos tarifas que no correspondían.  Una vez a un señor ya grande que se veía bien vestido y venía de Acapulco; a él le saqué 80 pesos por un viaje de Las Palmas a Las Mañanitas. En lugar de irme todo derecho por avenida Morelos le di vuelta por varias calles pa hacer más tiempo y el recorrido que normalmente es de 10 minutos lo hicimos en media hora. No sospechó nada y me pagó los 80.

24M: Un robo hormiga…
RA: Sí, así es, a quien se dejaba les cobraba de más, y los que no ya me regateaban las tarifas y quedaba en precio normal. Pero ahí en la Estrella de Oro se hacía buen dinero. En esa época sacaba para regalos de Navidad, para chelear, para el equipo de futbol y me sobraba.

24M: ¿Además de las estafas había otras cosas que nos pudieras contar?
RA: Yo no le hacía a otras cosas. Antes no lo veía como estafa, pero ahora ya sé que así se le llama a lo que hacía. Pero sí había compañeros que estaban con la maña.

24M: ¿Como qué cosas?
RA: Asaltos, secuestros exprés y a algunos extranjeros los llevaban como a dos cuadras de su destino, les decían que hasta ahí los podían dejar y bajándose el cliente ya había personas listas para asaltarlos. Esto último era muy común pero yo no le hacía a eso. Sí era una mafia bien organizada, no sé cómo esté ahora, pero no ha cambiado mucho seguramente.

24M: ¿Y quién estaba enterado de eso?
RA: Todos, o casi todos, pero sólo pocos le entraban a eso, yo me mantenía al margen y me daba miedo entrarle. A veces los mismos asaltantes pedían el servicio para apoyarlos. Quitaban la placa u ocupaban otros taxis y así operaban en las noches. Pero así como sucedían esas cosas, a mí también me ha tocado que me asalten y me pongan un arma.

24M: ¿Cuántas veces has sido asaltado?
RA: Tres veces. Normalmente te llevan a un lugar alejado, te golpean y se llevan el carro. Pero a mí una vez sólo me golpearon y me dejaron el carro, sólo que las llaves las aventaron como a un terreno baldío en la madrugada, tardé mucho en encontrarlas.  En otras dos ocasiones fue en La Estación y en Amatitlán. Ahí sólo me quitaron el dinero, pero a eso se expone uno.

24M: ¿Por qué te saliste del sitio de la Estrella de Oro?
RA: Por borracho. De repente andaba bien crudo y me gastaba el dinero en eso, tuve una niña y mi esposa quería divorciarse. Era mucha presión y fue una etapa difícil donde mejor decidí tomarme un tiempo. Me fui a Cuautla a trabajar en una refaccionaria de un tío y me alejé un año de los taxis. Ya después otro compa me recomendó y entré a Plaza Cuernavaca, al sitio de ahí.

24M: ¿Y qué tal te fue?
RA: Normal, ya todo aumentaba, la gasolina, el pasaje, etcétera. El tráfico ya era más y la verdad ahí sí senté cabeza porque fue el tiempo en que viví solo. Tenía que administrarme más. Me enojaba cuando no sacaba buen dinero para mí, pero ya ni modo.

24M: ¿Seguías estafando?
RA: No ya no, los pasajes que agarraban era gente de aquí y pues es más difícil alterar las tarifas.  Les cobraba normal así como ahora lo hago. Traté de ser más servicial, amable, y ofrecerle un mejor servicio a mis clientes, que al final de cuentas sin ellos no sería nada.

24M: ¿Qué opinas de los que siguen estafando y cobrando tarifas excesivas?
RA: Todo se regresa, así como yo me reía por el dinero que literalmente les robaba a los clientes, así seguramente mucha gente se río de mí cuando estuve en mi etapa complicada y sin un peso. Yo sí les recomendaría que no sean manchados, la neta es feo estar en malos pasos y engañar a la gente. No estamos haciendo favores, ellos nos pagan para que nosotros demos buen servicio.

24M: ¿Seguirás trabajando siempre de taxista?
RA: Hasta donde aguante yo creo que sí, no terminé la secundaria y es más difícil conseguir trabajo, y aún estoy joven, tengo 37 años y creo que mientras sea un trabajo honesto no importa si es de taxista o de otra cosa.

Ramiro hoy en día vive con su segunda pareja, su hija ya cursa la primaria y la ve cada 15 días de viernes a domingo. El taxi donde trabaja lo trata de mantener siempre limpio, dando un buen servicio al cliente y con buena presentación.

Por unos pagan todos, y a veces la imagen de todos los taxistas se ve empañada por algunos que en lo último que piensan es dar una buena atención a los clientes.

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