Hace casi tres décadas, bajo las sombras de la noche, surgió una enigmática figura mitológica que aterrorizó a pobladores de distintas regiones del país. El Chupacabras, como se le conocía, escondía su identidad mientras acechaba a animales pequeños, especialmente a cabras; de ahí el origen de su pseudónimo.
La leyenda del Chupacabras es una figura mitológica de Puerto Rico, donde se le atribuyeron decenas de animales muertos. Pero fue en los años 90 cuando este animal "de otro mundo" llegó a México, ya para mayo de 1996, se hablaba en los medios de comunicación de un ser que chupaba la sangre, tuvieron lugar las primeras transmisiones sobre su avistamiento en los noticieros.
A medida que los días pasaban, la versión mexicana de la criatura se alimentaba de dramatismo y los testimonios de supuestas víctimas humanas se volvían cada vez más frecuentes.
La población rural, en medio del pánico y la histeria, se organizaba para cazar a la "bestia", mientras las autoridades locales también intentaban proteger a la población.
Las televisoras comenzaron a aumentar el tiempo aire destinado a cubrir el fenómeno mediático, generando pánico y un sinfín de controversias sobre su existencia y el peligro que representaba para la población.
El Chupacabras fue motivo de varios reportajes en diversos estados de la república, a la par, los noticieros y demás espacios televisivos presentaban dibujos de la criatura hechos por niños. Se hablaba también de avistamientos de Ovnis en la frontera del país supuestamente relacionados con el caso.
Las descripciones de aquel monstruo variaron a lo largo del tiempo, desde ser considerado una criatura bípeda hasta transformarse en una figura canina atacando. Sin embargo, El Chupacabras se fue convirtiendo poco a poco en un espectáculo configurado por los medios de comunicación, fue objeto de teorías conspirativas.
Medios nacionales comenzaron a especular sobre el origen de este y que en realidad estaba vinculado a problemas políticos y sociales, como el entonces reciente asesinato del candidato a la presidencia Luis Donaldo Colosio, las devaluaciones y el autoritarismo del régimen priista que gobernaba en aquel momento.
El Chupacabras se transformó en una imagen que hacía referencia al presidente de la época Carlos Salinas de Gortari y a los problemas de corrupción en la clase política.
Expertos en manipulación mediática, como Noam Chomsky, destacaron que la distracción era una estrategia utilizada para alejar la atención de los problemas reales y generar emociones en la población.
Así, El Chupacabras se convirtió, según líderes de opinión, en una cortina de humo que desviaba la atención de temas importantes y generaba un ambiente de inquietud. Con el paso del tiempo, la leyenda comenzó a desvanecerse y expertos en animales como Loren Coleman, director del Museo Internacional de Criptozoología, señalaban que muchos avistamientos podrían explicarse por la presencia de coyotes o perros sarnosos.
Hoy en día, la leyenda del Chupacabras en México es recordada con gracia, como un fenómeno que cautivó a la población y desató una ola de temor. Sigue siendo un gran recordatorio de cómo los medios de comunicación pueden influir en la sociedad.
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