De acuerdo a una encuesta realizada por Gallup en 2017, una empresa dedicada al análisis de datos y mercados, los países más pobres del mundo, tienden a ser también los más creyentes, mientras que las grandes potencias dejan el tema de la religión de lado.
De todos los países que se consideran menos creyentes, 6 de ellos sobresalen. Estonia, Suecia, Dinamarca, Japón, Hong Kong y el Reino Unido consideraron menos importante la fe en su día a día y todos ellos tienen en algo en común: un índice de Desarrollo Humano alto, además de ser reconocidos por su calidad de vida y servicios de salud.
Por otro lado, países como Tailandia, Nigeria, India, Ghana, Costa de Marfil y Papúa Nueva Guinea, considerados como los más creyentes, tienen también una cosa en común: sus vías de desarrollo no son las más óptimas y son países con un nulo crecimiento económico, donde la riqueza se encuentra repartida en unos cuantos.
Dentro de los principales factores para que este fenómeno se de es la falta de acceso a la educación y al conocimiento, el nivel de corrupción en sus gobiernos y la importancia que tiene la religión en sus países.