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Rufina perdió sus ahorros, pero no las ganas de seguir adelante

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La señora Rufina es una mujer emprendedora que ha visto el panorama complicado con la llegada de la pandemia; sus ahorros se terminaron y hoy busca salir adelante con la venta de alimentos.

Durante 20 años se dedicó al negocio de abarrotes en Cuernavaca, casi toda su vida, y lamentablemente perdió su trabajo hace poco más de 3 años.

Pero ella no se quiso quedar con los brazos cruzados, así que gracias al apoyo de su familia abrió su negocio de comida a las afueras de las instalaciones del IEBEM, en la capital morelense.

De lunes a viernes se levantaba en las madrugadas para salir de su casa, tomar la ruta y cruzar toda la ciudad para comprar los alimentos frescos en el mercado Adolfo López Mateos.

Cargando las bolsas, llegaba a las 7:30 de la mañana y comenzaba a preparar todo.

Empezó vendiendo tortas con una sazón única que solo ella pudo dar tras la experiencia que fue ganando en la cocina. Poco a poco logró posicionarse y generó sus clientes frecuentes entre los trabajadores de las oficinas.

Después agregó quesadillas, burritos y otros antojitos al menú, todo para consentir el paladar de quienes se acercaban a comer.

Pero lamentablemente la pandemia le puso otro reto muy complicado: cerrar el negocio que le daba el único sustento.

“Después de tantos años de esfuerzo, apenas me estaba recuperando con esto de la comida, y de repente nos cierran… Sí nos pegó…

Doña Rufina demostró que es una persona que le gusta trabajar y no se quedó de brazos cruzados, por lo que entró a un nuevo lugar para laborar durante el confinamiento, pero las cosas no resultaron como ella esperaba.

“La jornada era un poco larga, y yo sí aguantaba. El problema es que nos descontaban la mitad de lo que ganábamos, que por la pandemia… Pues así no convenía, me lo gastaba en pasajes y comida. Casi para vivir al día nada más. Por eso me salí”.

Fueron meses complicados en los que solo sobrevivió con sus ahorros; tuvo que irse a vivir a casa de su mamá para apoyarla, ya que padece de una discapacidad.

Apenas hace 15 días, después de un año y medio, regresó con su negocio de comida; sin embargo, la situación sigue siendo complicada ya que las oficinas donde está apenas trabajan con una parte del personal y las ventas siguen bajas.

“Necesitamos que la gente salga a trabajar para poder vender, porque también tenemos la necesidad de comer”.

Si puedes ayudar y consumir en su local, ella te espera en calle Nueva China de la colonia Lomas de Cortés, en la entrada principal del IEBEM.

¡Apoya el consumo local!

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