Michoacán es uno de los estados más emblemáticos para celebrar el Día de Muertos. Desde hace muchos años, sus comunidades han convertido esta tradición en una experiencia única que los distingue a nivel mundial.
Este 2025, en 24 Morelos tuvimos la oportunidad de vivir de cerca esta mágica tradición. A continuación, te compartimos los detalles de nuestra travesía.

DÍA 1: SANTA CLARA DEL COBRE Y CAPULA
Santa Clara del Cobre
Nuestra primera parada fue el Pueblo Mágico de Santa Clara del Cobre, donde las famosas tortas de tostada son el platillo estrella y el cobre es el corazón de su identidad.

Aquí, el arte se transforma en metal: los artesanos crean piezas únicas, desde utensilios de cocina y mobiliario, hasta joyería y llaveros, todo elaborado a mano.

Durante nuestro recorrido encontramos coronas fúnebres de listón, decoradas con imágenes religiosas. De acuerdo con los pobladores, se colocan en las ofrendas o se llevan al panteón. Las hay de distintos tamaños y colores, con precios que pueden alcanzar los 700 pesos.

Capula
Nuestra siguiente parada fue la localidad de Capula, reconocida por su inigualable trabajo en barro.

Aquí se celebra la Feria de la Catrina, donde el icónico personaje creado por José Guadalupe Posada se reinventa en diversas formas: macetas, aretes, vajillas, esculturas y decoraciones que rinden homenaje a la muerte con color y elegancia.

DÍA 2: JANITZIO, PÁTZCUARO Y TZINTZUNTZAN
Janitzio
En lancha llegamos a la mítica Isla de Janitzio, una de las más representativas de Michoacán. Su principal fuente de alimento es el pescado, especialmente los charales, y durante el trayecto los pescadores ofrecen una demostración de su trabajo tradicional —una imagen que alguna vez adornó el billete de 50 pesos.

El panteón de Janitzio, único en la isla debido a su pequeña población, se convierte en un lugar lleno de color y solemnidad durante el Día de Muertos. Sus tumbas se decoran con cempasúchil, velas y ofrendas, y desde allí se aprecia una hermosa vista al lago de Pátzcuaro.

En la cima de la isla se alza la monumental estatua de José María Morelos y Pavón, originario de Morelia (antes Valladolid). Esta escultura es una de las más altas de México, superando incluso al Cristo Redentor de Brasil y a la Estatua de la Libertad de Nueva York.

Pátzcuaro
Nuestra segunda parada del día fue el Pueblo Mágico de Pátzcuaro, donde la afluencia de visitantes ya comenzaba a sentirse. Aquí nació la famosa nieve de pasta, con su textura espesa y dulzura característica —destacando el sabor a dulce de leche.

La Danza de los Viejitos es una de las expresiones más representativas de la cultura michoacana, y junto con su arquitectura colonial y antiguos conventos, Pátzcuaro se convierte en un espacio lleno de historia y simbolismo en torno al Día de Muertos.
Danza de los viejitos. Vídeo: Humberto Vásquez
Tzintzuntzan
Nuestra tercera y última parada del día fue el Pueblo Mágico de Tzintzuntzan, donde el Día de Muertos cobra vida en cada rincón. La frase “México celebra a la muerte” encuentra aquí su sentido más profundo. Desde temprano, las calles y panteones se llenan de flores, música y vida.

Una de las tradiciones más emotivas son las “ofrendas nuevas”, dedicadas a quienes fallecieron durante el año. Las familias realizan una procesión con flores y música, llevando al panteón un gran arreglo floral para rendir homenaje. La celebración se convierte en una fiesta llena de color, canto y vigilia.
Procesión al panteón de Tzintzuntzan. Vídeo: Humberto Vásquez
Ofrenda nueva. Vídeo: Humberto Vásquez
De día, Tzintzuntzan vibra con color y tradición; por la noche, se envuelve en un ambiente místico y reflexivo, iluminado por miles de velas que crean un espectáculo visual impresionante. Aunque el acceso a los panteones puede ser complicado por la cantidad de visitantes, una vez dentro, la cultura mexicana se manifiesta con toda su fuerza.

Las ofrendas con frutas, alimentos frescos y flores reflejan la creatividad de los michoacanos y su profundo respeto por quienes ya partieron.
DÍA 3: MORELIA
Finalmente, concluimos nuestra travesía en Morelia, capital de Michoacán y antes conocida como Valladolid. En su centro histórico se encuentra el Museo del Dulce, que narra la historia de los dulces típicos del estado, como las morelianas, el dulce de leche y los checolines.

Con su imponente arquitectura de estilo porfiriano y su toque francés, Morelia conserva el esplendor de otra época, consolidándose como uno de los destinos más bellos de la República Mexicana.

Y así es como Michoacán resignifica el Día de Muertos y le da un estilo propio. A través de sus pueblos y tradiciones, mantiene viva una de las celebraciones más emblemáticas de México.

Cada año, más visitantes llegan a ser parte de esta experiencia única, siempre con el compromiso de respetar y preservar la esencia de una de las manifestaciones culturales más profundas del país.