Cada seis meses, un equinoccio divide por la mitad el día de la tierra, teniendo 12 horas de luz y 12 de noche, o por lo menos así es como lo han marcado los astrólogos durante mucho tiempo. Pero no cabe duda, que el equinoccio de primavera es de los más esperados.
Expertos indican que es en el mes de marzo y en septiembre cuando ocurre este fenómeno natural. Y es cuando el sol esta directamente sobre el ecuador terrestre, distribuyéndoselos casi de la misma manera en todo el mundo.
De hecho la palabra “equinoccio” proviene del latín equinoctium, que significa “noche igual”. Y también se produce una manifestación conocida como “anulación de la inclunación”, lo que indica que el eje terrestre no se inclina ni se aleja del sol, lo que da como resultado la ausencia de una estación específica en ambas partes de la tierra.
Es decir, mientras en el hemisferio norte se presenta el equinoccio de primavera, con lo que se traza la línea divisoria entre las partes oscuras y claras del planeta, en el hemisferio sur aparece el equinoccio de otoño.
Sin embargo, este cambio no debe confundirse con la primavera climatológica, que esa inicia el primero de marzo.
Pero el equinoccio de primavera no sólo tiene un significado meteorológico, también mitológico y espirituales que marcan una serie de rituales, que prácticamente señalan el renacer de la naturaleza.
Por ejemplo en España, a pesar de que no se celebra de manera nacional, sí existen tradiciones relacionadas a este cambio astronómico. En Galicia, se preparan las famosas “orejas” y se organizan procesiones religiosas.
Especialmente en México, el equinoccio de primavera, es un momento de reflexión y meditación relacionada con un ritual de equilibrio de energías entre el sol y la luna. Por ello la mayoría de las zona arqueológicas son abarrotadas por miles de turistas que buscan lograrlo.
Para más información, síguenos también en Instagram, Twitter y en TikTok.
