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Los niños del narco en México

De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), en el año 2011, se tenía un registro de 35 mil niñas, niños y adolescentes que formaban parte de grupos delictivos organizados. Mientras que autoridades mexicanas informaron que en 2018, se estimaron alrededor de 460 mil menores de edad que contaban con algún rol dentro del crimen organizado.

Cabe mencionar que estas cifras no son precisas y están en constante cambio, sin embargo, es necesario que las autoridades reconozcan que existe una problemática grave dentro de este sector de la población. Lo anterior, a fin de poder detectar y entender los factores que vulneran a las y los menores, dando pie a soluciones específicas, mismas que son urgentes para evitar el reclutamiento de quienes tienen una vida por delante.

Es común que la sociedad se pregunte: ¿por qué los menores son reclutados por la delincuencia? Bueno, de acuerdo a Reinserta, su reclutamiento se debe a la disponibilidad y maleabilidad que disponen. Lo anterior, debido a que acatan órdenes de manera adecuada, no exigen tanto como un adulto, además de que transportan y usan con facilidad el armamento que se les proporciona.

Redim ha dado a conocer que aquellas niñas, niños y adolescentes que se encuentran en las filas del narcotráfico participan como: espías, combatientes, mensajeros, cocineros y muchos son explotados sexualmente. De igual manera, existen casos donde los menores son secuestrados para hacerlos parte de alguna agrupación criminal, sin embargo, en otras ocasiones, son incorporados de manera voluntaria, derivado a la necesidad de poder contar con algún recurso, la exclusión y la discriminación en la que se podrían encontrar.

En 2012, la Consulta Infantil y Juvenil de INE, en la cual participaron más de 500 mil niñas, niños y adolescentes entre 10 y 15 años, arrojó que al menos el 10 por ciento de la población de 13 a 15 años había recibido una invitación para unirse a grupos delictivos organizados.

En dicha consulta se hizo énfasis en el hecho de que la invitación a ser parte de la delincuencia organizada se le hace principalmente a varones, mismos que comienzan realizando tareas sencillas como informar u observar (los famosos halcones), posteriormente se les dan más responsabilidades como el cuidado de una casa de seguridad o transportar droga, para después ser ascendidos como sicarios o para secuestrar.

Un ejemplo de esto es el caso de Edgar Jiménez Lugo alias “El ponchis”, quien pertenecía al Cártel del Pacifico Sur y que se hizo famoso por ser considerado como el primer niño sicario de Mexico.

“El Ponchis” fue detenido el cinco de diciembre de 2010, cuando apenas tenía 14 años de edad, en el aeropuerto Mariano Matamoros ubicado en el municipio de Xochitepec, donde intentaba escapar junto con sus dos hermanas, viajando al norte del país. El plan de Edgar era tomar un vuelo con destino a Tijuana, lugar donde lo estaban esperando otros familiares para llevarlo a San Diego, Estados Unidos, ya que contaba con doble nacionalidad por haber nacido en el país vecino, sin embargo, su plan no se concreto gracias a la intervención del ejército mexicano.

Jiménez Lugo confesó que desde los 11 años, comenzó a asesinar a personas, esto bajo las órdenes de Julio de Jesus Radilla Hernandez alias “El Negro”, jefe de sicarios del Cártel del Pacífico Sur.

Me drogaba El Negro desde los once años para poder ejecutar, usábamos cuernos de chivo y 45, a mí me levantó El Negro y me obligó a estar en el cártel, ejecuté a cuatro personas, los degollé. No tengo miedo”.

Otro caso, es el del menor de 15 años de edad, que asesinó a Francisco Tenorio Contreras, quien antes de perder la vida, era alcalde de Valle de Chalco, Estado de Mexico. Un adolescente que el propio crimen organizado trató de silenciar con cinco impactos de bala de proyectil (tres en el craneo, uno en el brazo y uno mas en la pierna), pero su condición no impidió que narrara los hechos de aquel día.

El chico detalló que le pidió al edil un “aventón”, logrando así, subir a su vehículo; junto a Francisco Tenorio viajaba su particular, quienes de un momento a otro fueron atacados a balazos por quien metros atrás les había pedido un “ride”.

Como se enfatizó desde un inicio, también las niñas forman parte de estos grupos criminales, en algunas ocasiones son relacionadas con tareas como limpiar o cocinar y en algunos otros casos, se encargan de empaquetar la droga, de venderla y existen situaciones donde de igual manera, son entrenadas para matar.

Como Susana, quien por temas de seguridad se le modificó el nombre, a los 10 años comenzó a ayudar a su madre a vender droga para solventar los gastos de su casa, cuatro años después se integró al Cártel del Noroeste, donde decidió ser sicaria, por lo que su prueba de fuego fue asesinar a un hombre afuera de un bar.

“Desde pequeña estuve en contacto con armas, mi mamá y mi padrastro peleaban mucho, ya no se llevaban bien porque él se drogaba mucho. Tenía 14 años cuando me uní al cártel, pedí armas, droga y carros“.

Susana, quien en la actualidad tiene 17 años, aceptó que se le volvió una adicción el hecho de asesinar y torturar gente, sus víctimas preferidas eran mujeres que tuvieran familia, ya que ella había perdido a su madre a manos del crimen organizado, “quería que sintieran lo que yo había sentido”, expresó.

La joven se sentía poderosa dentro del cártel, pero su suerte cambió cuando dejó de recibir apoyo y dinero por parte de su agrupación, esto tras no cumplir con una orden de trabajo; ahora se encuentra recluida en un centro de internamiento por los delitos contra la salud.

Cabe mencionar que en los últimos 12 años se han detenido a más de cuatro mil menores de edad, siendo los estados de Chihuahua, Tamaulipas, Guerrero, Estado de Mexico, Michoacan y Zacatecas, donde se han registrado el mayor número de detenciones.

Entre tanto, Redim logró recabar datos que señalan que entre el 2010 y 2014 fallecieron aproximadamente mil 200 niñas, niños y adolescentes por la violencia del narcotráfico.

Ante esta problemática, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y organizaciones de la sociedad civil han estado trabajando en conjunto para crear herramientas que ayuden a recabar y sistematizar información asociada a este fenómeno, esto a fin de evitar de que menores sigan siendo reclutados por la delincuencia organizada.

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