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Nuevas rutas aéreas pasan ahora al norte de Morelos

24 Morelos Avión presidencial

Desde el pasado 25 de marzo de este año las familias que habitan al norte de Cuernavaca y al sur de la Ciudad de México comenzaron a despertarse con el ruido de aviones que pasan exactamente encima de su casa, un suceso que era poco común en aquellas zonas.

¿La razón? Se rediseñó el espacio aéreo mexicano en una de las zonas más complicadas del país para el tránsito de aeronaves, que abarca el Aeropuerto Internacional Benito Juárez en la Ciudad de México (AICM), uno de los más congestionados en Latinoamérica, así como su periferia; el objetivo es agilizar los vuelos y garantizar seguridad.

La planeación de las nuevas rutas fue de la mano con la construcción del Nuevo Aeropuerto Felipe Ángeles en la base militar de Santa Lucía, en el Estado de México que, una vez terminada su construcción en marzo del 2022, recibirá vuelos comerciales.

Reducción tiempo y combustible

En la opinión del piloto aviador y periodista aeronáutico, Roberto Martínez Armendáriz, estos cambios traen beneficios para las aerolíneas, ya que las nuevas rutas son más directas desde su punto de partida hasta el centro aeroportuario donde aterrizarán.

Esto permiten que los aviones gasten menos combustible y, por ende, se generan menos emisiones de CO2 que van directo a la atmósfera.

Con estos cambios los aviones internacionales que vienen desde el sur del continente, como Brasil, Argentina y Chile, ahora van encaminados directamente a la pista en el AICM y evitan vueltas que anteriormente tenían que hacer sobre la Ciudad de México antes de comenzar con el proceso de aterrizaje.

Desde Cuernavaca las aeronaves comienzan a encaminarse rumbo a la pista 05 derecha 05 izquierda sin tener que sobrevolar el aeropuerto, ir a la base de Santa Lucía, luego a las Torres de Satélite y posteriormente iniciar el proceso de aterrizaje, lo que generaba un mayor consumo de combustible y tiempo.

Zona norte de Morelos, terreno montañoso

La Sierra del Ajusco-Chichinauhtzin cruza la Ciudad de México, Estado de México y el norte de la entidad morelense, un relieve montañoso conocido por el ecosistema que conserva, su fauna y su función como termostato.

A pesar de la altitud con la que cuenta, Roberto Armendáriz explica que no afecta para la operación de las aeronaves, ya que la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) contempla todos los factores relacionados a la orografía y meteorología al momento de realizar cambios en las rutas aéreas.

“México tiene una orografía en toda la República Mexicana complicada para el piloto aviador, se han mantenidos los estándares de seguridad en vuelo en cualquier área, independientemente de que en la parte norte de Cuernavaca se tiene una Sierra con una consideración importante”.

“El cambio de rutas no es una ocurrencia”

Para llegar a rediseñar los espacios aéreos mexicanos se requiere de un proceso bastante largo de tiempo que conlleva analizar múltiples factores para hacer más eficiente la seguridad y coordinación de vuelos.

Para ello participa la Agencia Federal de Aviación Civil, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), en conjunto con los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM), quienes por varios años han observado la carga de operaciones en los principales aeropuertos, como el de Toluca y el AICM.

No es una ocurrencia o una necesidad de alguien en particular, sino es una homologación para una estandarización y para una mejora en seguridad operacional”.

Una ruta definitiva

Los nuevos cambios realizados para sobrevolar el espacio aéreo mexicano ya son definitivos, asegura Martínez Armendáriz, sin embargo, señala que durante los siguientes años haya adecuaciones en las pistas y rutas, pero no de forma trascendental como los registrados a partir del 25 de marzo.

Las quejas por parte de los vecinos que habitan al sur de la Ciudad de México, así como en las colonias de Ahuatlán, Buenavista y Rancho Cortés de Cuernavaca han sido constantes por el ruido que generan las aeronaves.

Al respecto, Roberto explica que las aerolíneas fabrican unidades que cada vez generen menos ruido, ya que las nuevas normativas internacionales prohíben que un avión vuele con decibeles contaminantes.

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