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Sentencian a tres militares por desaparición, tortura y homicidio de joven en Cuernavaca

El pasado 10 de febrero el primer Tribunal Unitario de Cuernavaca, sentenció a tres militares acusados por la desaparición, tortura y homicidio del joven, Jethro Ramses Sánchez Santana, quien fue detenido el 1 de mayo del 2011 en la Feria Cuernavaca.

Se trata de José Guadalupe Orizaga y Edwin Raziel Aguilar Guerrero, a quienes se les dictó una pena condenatoria de 38 años, por los tres cargos, mientras que el Coronel de Infantería, José Guadalupe Arias Agredano, fue condenado a 9 años y ocho meses, solo por desaparición.

Sin embargo, a pesar de que durante el proceso se logró conseguir un amparo para que estos elementos fueran juzgados por la justicia civil y no la militar, con el objetivo de que alcanzar una pena máxima, no fue así.

Cipriano Sotelo Salgado, abogado de la familia Sánchez Santana, consideró que el juez del caso fijó una condena baja, pues explicó que tan solo por el delito de desaparición pudieron alcanzar una condena máxima de 12 años y otra docena más por tortura.

“Habremos hacer lo propio, buscando que sea más equitativa la penalidad al grado de su participación; somos respetuosos de lo que diga la autoridad,  simplemente hacemos las propuestas, los argumentos y ellos son los que resuelven”.

Existen dos prófugos por el caso

Además, explicó que todavía existe un militar prófugo de la justicia, identificado con el apellido de Albañil, quien el día en que fueron aprehendidos sus tres compañeros, un mes después del crimen, logró escapar de la vigésimo cuarta zona militar en Cuernavaca.

También un policía municipal de Cuernavaca, habría escapado a Estados Unidos, por lo que confió en que pudieran ser aprehendidos en un futuro.

Víctima asistió a la Feria Cuernavaca

Ese primero de mayo, Jethro Ramses acudió a la Feria Cuernavaca con sus amigos y uno de ellos tuvo un altercado con un mesero, entonces la Policía de la Ciudad detuvo a Jethro, quien argumentó ser integrante del Cartel del Pacífico Sur (CPS).

Entonces, sin cumplir con ningún protocolo, los preventivos lo entregaron a elementos federales que a su vez, lo cedieron al Ejército. Jethro fue llevado a la zona militar en donde lo torturaron y asesinaron.

Después los soldados lo llevaron hasta un paraje en el municipio de Atlixco, Puebla en donde lo enterraron. Más tarde confesaron el crimen y fueron procesados.

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