El pasado sábado, un ataque por un grupo de hombres armados en la región de Oromiya, al oeste de Etiopía, dejó al menos 260 civiles muertos.
“Los ataques a civiles inocentes y la destrucción de los medios de vida por parte de fuerzas ilegales e irregulares son inaceptables”, condenó el primer ministro Abiy Ahmed.
El domingo, el jefe de la comisión de derechos humanos nombrada por el Estado etíope había dicho que un grupo llamado Ejército de Liberación Oromo (OLA) era responsable de un “ataque mortal y destrucción” en Oromiya, sin dar detalles.
“He contado 230 cuerpos. Me temo que este es el ataque más mortífero contra civiles que hemos visto en nuestra vida”, expresó Abdul-Seid Tahir, residente del condado de Gimbi.
Mientras que otro testigo, quien no dio su nombre por temor a su seguridad, mencionó que la comunidad local de Amhara ahora busca desesperadamente ser reubicada en otro lugar “antes de que ocurra otra ronda de asesinatos en masa”.
Cabe señalar que Etiopía está experimentando tensiones étnicas generalizadas en varias regiones, la mayoría de ellas por agravios históricos y tensiones políticas. El pueblo Amhara, el segundo grupo étnico más grande entre los más de 110 millones de habitantes de Etiopía, ha sido atacado con frecuencia en regiones como Oromiya.
