México disolvió una selecta unidad antinarcóticos que durante 25 años trabajó mano a mano con la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) en el combate al crimen organizado y la cual fungió en la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
El grupo era una de las unidades de investigaciones especiales que operan en unos 15 países y que los funcionarios estadounidenses consideran invaluables para desmantelar poderosas redes de contrabando y atrapar a innumerables capos de la droga en todo el mundo.
De acuerdo con los primeros reportes, el gobierno mexicano determinó desde el año pasado retirar oficialmente su apoyo a la operación del programa estelar de la DEA en nuestro país, el cual fue durante medio siglo piedra angular de sus operaciones en territorio mexicano.
Por esta razón, el cierre amenaza con poner en peligro los esfuerzos de Estados Unidos para combatir a los grupos del crimen organizado dentro de México, uno de los epicentros del multimillonario comercio mundial de narcóticos, y dificultar la captura y el enjuiciamiento de los líderes de los cárteles.