Don Raúl Ramírez Vigil, propietario de un billar que tuvo que cerrar ante la contingencia del COVID-19, negoció con sus empleados y se acordó que les pagará su sueldo con cartones de cervezas, alitas y otros alimentos perecederos.
El trato fue que la nómina de sus 6 empleados sería pagada con la oferta de los cartones que ellos lograrían vender con sus conocidos, sin embargo don Raúl decidió darles los insumos del negocio, y así liquidar sus sueldos de las siguientes semanas, mientras el billar permanece cerrado.
Sin embargo, eso es la menor preocupación para el empresario, pues los ingresos son nulos y las deudas continúan, ya que aún debe pagar 30 mil pesos mensuales de renta, además del agua, luz y otros servicios.
Tras intentar hacer una negociación con el arrendatario, solo logró una prórroga de dos meses para liquidar los pagos atrasados, a pesar de que por 15 años ha sido cumplido.
Don Raúl también comentaba que le urgía sacar la cerveza de los refrigeradores ya que gastan entre 13 mil y 14 mil pesos de electricidad cada bimestre.
Ha intentado inscribirse a los apoyos de gobierno a través de páginas de internet para que, al momento de reabrir, se llegue a un acuerdo con sus empresas proveedoras; tan solo en cerveza compra cerca de 100 mil pesos al mes.
Lamentablemente no ha logrado ingresar a ningún programa, por lo que solo está a la espera de poder abrir para reactivar su negocio.
