Un equipo de investigadores de la Universidad Tecnológica de Chalmers en Suecia ha desarrollado un innovador hilo de seda recubierto de un material plástico conductor, que convierte las diferencias de temperatura, como la del cuerpo y el aire, en energía eléctrica.
Esta tecnología, publicada en la revista “Advanced Science”, podría hacer que en el futuro nuestra ropa funcione también como fuente de energía para dispositivos portátiles.
El hilo, fabricado con polímeros orgánicos que eliminan el uso de metales, ofrece ventajas tanto tecnológicas como ambientales al ser flexible, ligero y seguro para aplicaciones textiles.
Los investigadores demostraron su potencial al crear generadores termoeléctricos que, cosidos en un trozo de tela, generaron un voltaje en presencia de temperaturas diferentes.
Aunque la producción de estos textiles termoeléctricos aún es artesanal, los investigadores ven un prometedor camino hacia la automatización.
Con esta tecnología, la ropa podría no solo monitorear la salud de quien la porta, sino incluso cargar dispositivos móviles, abriendo una nueva era en la fusión de moda y tecnología.