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“Se han robado las infancias de nuestras hijas y nuestros hijos”

“Se han robado las infancias de nuestras hijas y nuestros hijos”, es una de las tantas expresiones más sentidas y sensibles que se escuchan a diario por parte de las madres que denuncian ser víctimas de violencia vicaria, exigiendo ser visibilizadas ante una sociedad que pareciera haber perdido la capacidad de asombro ante esta delicada situación.

Hace un par de días, el Frente Nacional contra la Violencia Vicaria dio a conocer la “Segunda entrega de la Encuesta Nacional: Reconocimiento de la violencia vicaria en México”, investigación coordinada y ejecutada por la agencia de investigación AlterMind.

Muchos de los resultados muy lastimosamente no sorprenden, por ejemplo, en el 86 % de los casos el agresor amenazó a la mujer en hacerle daño a través de sus hijas e hijos, mientras que el 82 % de los agresores ha negado pensión alimenticia a favor de sus hijas e hijos.

Para este ejercicio, se tuvo la participación de 2 mil 231 mujeres a nivel nacional, a través de una encuesta realizada del 15 de marzo al 15 de abril de este año, destacando en cuanto a los resultados que 777 mujeres abandonaron la encuesta antes de terminarla, es decir, el 35 % de las mujeres que iniciaron este ejercicio no lo completaron, esto evidencia el miedo que se tiene a denunciar y a hablar de esta terrible violencia.



Destaca también que en el 94 % de los casos, el generador de violencia cuenta con recursos que le permiten favorecerse de los procesos legales e impiden el acceso inmediato a la justicia por parte de las víctimas, el 76 % de las mujeres que sufren violencia vicaria han recibido amenazas por parte del agresor de no volver a ver a sus hijas e hijos, mientras que el 57 % de las mujeres han sido denunciadas por violencia familiar teniendo ellas la guarda y custodia, con el propósito de que las infancias queden al cuidado del agresor o algun familiar paterno.

Aunado a la propia violencia vicaria, las mujeres víctimas se enfrentan también a una violencia sistemática, es decir, son sometidas en muchos de los casos a una revictimización por parte de las propia instancias quienes contrariamente deberían velar por sus seguridad y su justicia, pues apenas en Morelos se tienen registro de al menos 60 casos que sugieren violencia vicaria en el último año.


Es momento de que, sin importar los órdenes de gobierno, las autoridades se sumen y unan para luchar y defender la tranquilidad y seguridad no solo de las mujeres víctimas de violencia, si no por las y los menores que son utilizados para causar un daño a sus madres.

Es momento de que, como se ha realizado en Zacatecas o Nayarit, se comience a trabajar en la legislación de la violencia vicaria, cuidando los aspectos legales necesarios que permitan lograr cumplir con el objetivo principal de identificar, calificar y sancionar esta conducta.


Es tiempo de dejar de ser una sociedad agresora bajo un título de “machista” y convertirnos en una sociedad empática con las mujeres víctimas de la violencia en cualquiera de sus modalidades, atendiendo la violencia de género y trabajandola desde los hombres, porque nunca las víctimas, deben ser ni sentirse además, culpables.

Es momento de actuar a tiempo antes de seguir contando las víctimas homicidas en un país donde 7 de cada 10 muejres que han estado en pareja, afirman haber sufrido en cierto momento de su vida algún tipo de violencia, siendo que muchas veces ni siquiera logran identificarla.

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