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Estrategia de militarización ha sido insuficiente e inadecuada

Pasó lo que sabíamos que podía pasar, una semana se ha cumplido exactamente desde que un elemento de la Guardia Nacional se vio involucrado en un “incidente” en el que lamentablemente una persona perdió la vida y otra más resultó lesionada…en el municipio de Irapuato, Guanajuato”, esta es la narrativa con la que inicia la Vocería de la Guardia Nacional su comunicado de prensa 055/Nacional de fecha 27 de abril de 2022.

Líneas más adelante, el propio comunicado de prensa refiere que, “por desconcierto e incertidumbre entre los miembros de ese Instituto Policial, uno de sus elementos de forma unilateral accionó su arma de cargo en contra de una camioneta que se encontraba en un camino de terracería sin poder identificar a sus ocupantes, quienes al percibir su presencia procedieron a retirarse del lugar de manera precipitada”.


Al mismo tiempo, la Rectoría General de la Universidad de Guanajuato daba cuenta de haber sido informados de un lamentable ataque a estudiantes, en el que se privó de la vida a un estudiante de la Licenciatura en Agronomía y fue lesionada una alumna del mismo programa educativo, repudiando la violencia y sumándose al legítimo reclamo social de vivir en un ambiente de paz, exigiendo el pronto esclarecimiento de los hechos y la consecuente impartición de justicia.

Militar de la Guardia Nacional asesina a estudiante en Guanajuato; le disparó en la cabeza

Tres días después del lamentable hecho, el 30 de abril pasado, llegaría la tan aclamada “justicia”, un Juez Federal de Control, derivado de la formulación de imputación realizada por la Fiscalía General de la República, dictó auto de no vinculación a proceso al elemento de la Guardia Nacional que fue detenido por dicha corporación, quedando así sin más ni más, en libertad.

Pongamos todo esto en retrospectiva, hoy se sabe que la persona asesinada era un joven de 19 años, estudiante de agronomía de nombre Ángel Yael Ignacio Rangel, a quien sus familiares describen como un joven curioso, talentoso, aplicado, noble y gran ser humano, señalando que su principal motivo de vida era la ciencia y también tocaba la guitarra, “ese joven no murió, la Guardia lo mató”, refieren sus compañeros estudiantes de la Universidad de Guanajuato.

Ante todas estas evidencias, resulta entendible y evidente que ante la opinión pública no se pueda hablar de otra cosa que de impunidad, y ante ello, de poco o nada sirve el combate a la corrupción, la persecución de criminales para reducir las enormes cifras de violencia que soporta México desde hace varios años si la inmensa mayoría de los casos no se resuelven.

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Pero lo que realmente queda a la luz para la discusión, es la militarización del país, pues la propia Organización de las Naciones Unidas, a través de su Comité contra las Desapariciones Forzadas, ha señalado que la estrategia para combatir la delincuencia ha sido insuficiente e inadecuada, instando al Estado Mexicano a abandonar de inmediato el enfoque de militarización de la seguridad pública en el país, puesto que la permanente participación de las fuerzas armadas en las labores de seguridad pública, pone en duda el respeto a los estándares constitucionales e internacionales en materia de derechos humanos y seguridad ciudadana, esto en voz de la Presidenta del referido Comité, Carmen Rosa Villa Quintana, hace poco más de 3 semanas en una conferencia de prensa virtual desde Ginebra, Suiza, concluyendo en la necesidad de fortalecer a las fuerzas civiles del orden y de poner en marcha un plan de retiro ordenado, inmediato y verificable de los militares de las tareas de seguridad pública.

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Más  allá de que el Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica impulsado por el Consejo Nacional de Seguridad Pública al inicio de esta administración federal, planteaba ser el medio para fortalecer a las policías municipales, y convertirlas en las más cercanas y eficaces desarrollando procesos y programas de proximidad social, la realidad es que no se etiquetaron los recursos necesarios para ello, al contrario se han desaparecido, ni tampoco se han impulsado ni acompañado las reformas necesarias para atender la seguridad desde lo local, y como bien dice el dicho…

Discurso sin recurso es demagogia.

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