El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, anunció su decisión de dimitir de su cargo tanto en el gobierno como en el Partido Liberal Democrático (PLD), con el objetivo de impulsar un cambio y una renovación en la formación gobernante.
Kishida afirmó en una rueda de prensa que el PLD "debe mostrar al público que ha cambiado y que se ha renovado" de cara a los próximos comicios internos, previstos para septiembre, y que su renuncia es "la mejor forma" de lograrlo.
Kishida señaló que su dimisión es un acto de responsabilidad para "recuperar la confianza del público" en el PLD, tras el escándalo de financiación irregular que desató una crisis dentro del partido a finales del año pasado, afectando gravemente su popularidad.
Durante su comparecencia, Kishida anunció que no buscará la reelección como presidente del PLD en las primarias del partido, lo que implica que presentará su renuncia como primer ministro una vez que se elija a un nuevo líder en la formación conservadora, que gobierna en coalición con el partido budista Komeito.
Aunque su mandato como primer ministro estaba programado para concluir el próximo año, su continuidad dependía de mantenerse al frente del PLD.
Kishida se mostró "orgulloso" de su gestión durante sus tres años al frente del Ejecutivo, destacando logros en la introducción de un nuevo capitalismo, la lucha contra el cambio climático, y las políticas para frenar la caída de la natalidad.
En cuanto a política exterior, resaltó la cumbre del G7 en Hiroshima, el fortalecimiento de la alianza con Estados Unidos, y la mejora de las relaciones con Corea del Sur y los países del "Sur global".