La UNESCO ha subrayado, sobre todo a partir del 2016, que el derecho a los cielos oscuros debe ser respetado, reconociendo su valor no solo desde una perspectiva científica, sino también cultural y de salud.
La contaminación lumínica, que convierte la noche en una extensión del día, afecta negativamente tanto a la salud humana como a la fauna.
El 18 de enero de 2021, México dio un significativo paso hacia la preservación de su patrimonio natural al publicar un decreto de reforma de la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Medio Ambiente.
Esta reforma introdujo conceptos innovadores, como la "luz intrusa", marcando un avance crucial en la protección del cielo oscuro, un bien reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Expertos en astrofísica y biología del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), han destacado la importancia de esta reforma en la lucha contra la contaminación lumínica.
Consideran que la nueva legislación no solo contribuye a preservar el cielo nocturno, sino que también garantiza el derecho de los mexicanos a disfrutar de este patrimonio natural y cultural.
El organismo internacional enfatiza que la preservación de los cielos oscuros es esencial para mantener la capacidad de observar el cielo en condiciones similares a las anteriores a la era industrial y la explosión demográfica.
Esta conservación tiene múltiples dimensiones importantes, desde el desarrollo científico hasta el educativo y cultural, promoviendo así una mayor interacción y avance en estos campos tanto a nivel local como global.