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La isla de las muñecas en Xochimilco

México tiene una riqueza impresionante de relatos, narraciones y leyendas que desde hace décadas han formado parte de la cultura nacional, aquellas con las que mientras éramos niños nos asustábamos y que incluso hoy en día siguen causando algún conflicto en nuestro subconsciente.

La historia que reviviremos esta noche sucedió hace algunas décadas en la alcaldía de Xochimilco, en la Ciudad de México, en donde un señor de nombre Julián recibió un fuerte impacto emocional al encontrarse con el cuerpo sin vida de una pequeña niña en las orillas del lago.

Julián Santana era el guardián de una de las islas, quien diariamente se dedicaba a limpiar la zona y a mantenerla en buenas condiciones para los turistas que recorrían el sitio en las trajineras.

En alguna ocasión mientras realizaba sus actividades convencionales, se percató de un “pequeño bulto” que permanecía en la orilla del agua, por lo que decidió acercarse, descubriendo que se trataba de una menor de edad, sin vida y flotando en el lago.

Desesperado trató de salvarla pero todos los intentos fueron en vano pues la niña ya no presentaba signos vitales; con el paso del tiempo y luego de que nunca se supo cuál fue la causa de muerte de la infante, don Julián señalaba que el espíritu de la fallecida lo atormentaba todas las noches.

Un día encontró una muñeca flotando en el mismo lugar del lago, por lo que Julián supuso que pertenecía a la pequeña y decidió colgarla en su isla para rendir una especie de honor a la personita que meses atrás había perdido la vida.

El tiempo avanzaba y don Julián aseguraba que el espíritu de la niña había poseído a la muñeca, por lo que intentó quitarla de su isla pero fue en vano pues el juguete se había apoderado del sitio en el que permanecía.

Como parte de sus creencias, el hombre comenzó a colgar más muñecas, de todo tipo, cada día más y más, hasta que la isla se vistió de estas moñas y comenzó a tener un aspecto tenebroso… Julián indicó que las muñecas habían sido poseídas por espíritus de otros niños.

El sujeto se volvió ermitaño, dejó de salir y permaneció todo el tiempo en su isla, con las muñecas; en el año 2001 habitantes de Xochimilco lo encontraron muerto junto a la orilla del lago, exactamente en el mismo lugar en donde tiempo atrás fue hallada la niña.

Algunos vecinos señalaban que se sintió culpable de no salvar a la infante y que por eso perdió la cabeza, otros mencionaron que se trataba de un suicidio, pero hasta la fecha se desconoce qué fue realmente lo que ocurrió.

Luego de la muerte de Julián, el sitio se volvió parte de los atractivos del lugar, por lo que diariamente los visitantes acuden para observar el lugar que aseguran “está poseído”; hay quienes dicen que las muñecas se mueven, se ríen o que durante las noches susurran al oído de quien las haya visto para llevarlos nuevamente hasta la isla.

Ten cuidado, estimado lector, podría ser que esta noche escuches el susurro de alguna de ellas o incluso la veas colgada a través de la ventana. Buenas noches.

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